Lider: el erróneo significado del poder (2da parte)

 La humanidad del líder


     Como escribía en la entrega anterior, el liderazgo no es cuestión de poder, sino de empatía, de humanidad.  Ser líder implica despojarse del orgullo y la prepotencia para entender el proceder de los demás, aquellos que están bajo nuestro cargo.  Desde la antigüedad hemos asociado el liderazgo con el poder para doblegar los sentimientos de los subalternos, opacar sus opiniones, someter voluntades y hacer prevalecer nuestros ideales.  Sin embargo, el liderazgo tiene una asociación intrínseca con la flexibilidad, el escrutinio emocional, la empatía, la bondad, la comprensión y la autoridad democrática.

     No se debe confundir el dictador con el líder.  El primero, es un déspota, vanidoso, impulsivo, desalmado, que busca su propio bien escudado bajo su "autoridad", alguien a quien no le importa el bienestar del ser humano que dirige.  El segundo, es un conciliador, humanitario, democrático, benevolente, alguien que antepone el bien común, antes de sobreponer sus ideas y órdenes.

     El poder que nos da el liderazgo se trata de alcanzar la parte emocional de aquellos a quienes dirigimos y tocar lo más profundo de su ser, no con palabras, sino con los hechos.  Es esta actitud la que "roba" los corazones y somete voluntades.  El poder del líder reside en tener la capacidad de reconocer las equivocaciones, asumir las consecuencias y enmendar los errores.  El poder se destaca cuando mostramos la capacidad de reconocer a otros, escucharlos, identificarnos con sus aflicciones, su trasfondo y encaminarnos a buscar la solución a los problemas que se generan, aun cuando estos sean las consecuencias de decisiones ajenas. Ser líder es algo más que solo tener poder.

     Es por todas estas aseveraciones que se debe tomar en cuenta que para manejar un liderazgo efectivo es necesario tener y practicar la humanidad.  Sentir afecto, solidaridad y comprensión hacia las demás personas, son signos de un verdadero líder. Cuando nuestro liderazgo es efectivo, podemos entender las flaquezas de los que nos rodean, no abusamos del manejo de la información, que muchas veces viene cargada de contenido que afecta a otros.  Cuando somos líderes eficaces no extorsionamos para conseguir lo que queremos, sino que, negociamos para que ambas partes sientan satisfacción con la decisión tomada y se logre el cometido.

     Esto nos lleva a pensar en la cantidad de personas que tienen un título o cargo sin tener la capacidad de manejarlo.  Hitler, Stalin, Bin Laden y otros como ellos gobernaron con mano dura, algo que probablemente los llevó a la muerte, que fue celebrada por muchos, ya que solo estaban subyugados ante quien tenía el mando.  No creo que un verdadero líder pueda verse reflejado en esta forma de gobierno.  Un verdadero líder cambia de zapatos en cada oportunidad, con el fin de entender mejor a la sociedad y tender una mano amiga que buscará soluciones en conjunto.

     Quizás es tiempo de que nos preguntemos: en el área que he sido colocado, ¿soy un verdadero líder? ¿Cuáles son las cualidades que me definen? ¿Estoy confundiendo el liderazgo con la dictadura?  ¿Qué debo hacer para corregir los resultados de esta introspección?

"Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y convertirse en algo más, entonces eres un líder"

        -John Quincy Adams-


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