La metacognición en el proceso de aprendizaje
No subestimar a nuestros estudiantes puede hacer salir lo brillante que en realidad son en sus diferentes áreas.
Si las personas que existen ahora son distintas a las personas de hace un siglo ¿Por qué empleamos las mismas herramientas y estrategias para enseñarlos?
Ya no tenemos a las personas sumisas, educadas para obedecer sin preguntar y que veían al maestro como una autoridad superior que manejaba todos los conocimientos. Ya no tenemos a los niños que querían ser como su papá; el hombre trabajador, el proveedor, el patriarca, o a las mujeres que querían ser el ama de casa ideal, la excelente madre y la impecable esposa o en caso contrario, querían ser profesoras (sin mencionar las grandes excepciones que hemos tenido en nuestra historia; hombres y mujeres aguerridos, decididos y revolucionarios).
Tenemos una sociedad que maneja la tecnología, planificando el nuevo proyecto cibernético para proteger el ambiente; que le gusta las innovaciones, quieren que los sorprendan y no saber lo que les espera al llegar al salón de clases; que disfruta la diversidad y que aprende de una manera distinta a la que estamos acostumbrados. Las repeticiones y el memorismo deben quedar atrás, copiar un sinnúmero de preguntas, que luego se deben contestar y aprender para recitar de memoria; debe quedar atrás.
Es necesario que el docente del siglo XXI sea un ente innovador, un intelectual crítico, un ser empático que impulse la transferencia de conocimiento, empleando estrategias apropiadas al medio real de su estudiantado (Zabalza, 2002)).
Es de carácter urgente, desarrollar las habilidades de los estudiantes, empleando estrategias individuales y de grupo; haciendo que la generación de hoy día aprenda a pensar, aprenda a aprender; darles la oportunidad de que puedan escoger la forma en que quieran aprender y los conocimientos que desean adquirir, pues después de todo, es un secreto a voces el hecho de que, estamos formando hoy, a los profesionales de carreras que aún no existen.
Las estrategias didácticas que se deben implementar deben estar orientadas a que el estudiantado participe en el desarrollo de su pensamiento crítico – reflexivo, orientadas a la enseñanza del trabajo en equipo, tanto colaborativo, como cooperativo, para que resuelva problemas, construya proyectos, integre las tecnologías a la educación y sea el profesional capacitado para los siglos venideros.
Cuando se implementan estas estrategias, estamos conscientes de que se trabaja con las personas que piensan de forma diferente, sienten diferente, entienden diferente, perciben las realidades de manera distinta y por ende, aprenden de manera distinta. Hay que tomar, entonces, en cuenta, que podemos “manejar” la forma en que el cerebro aprende y hacer que la motivación del estudiantado esté en su nivel máximo.
Es todo un reto mantener las expectativas de la generación de hoy día; hacer que se sientan emocionados, a causa de la incertidumbre de no saber qué les espera para hacer hoy; cómo será el desarrollo de la clase, de qué forma estará el salón dispuesto y qué les tocará representar. Estas son las cosas que hacen que la atención del estudiantado no pueda desviarse, pues su adrenalina es disparada cada día con algo diferente.
También es muy latente, que frente a todo lo antes descrito, nos encontramos delante de la intríngulis de un Sistema Educativo que continúa luchando por alinear los parámetros de la connotación que implica, trabajar por competencias.
Es entendible, que las innovaciones, para algunas de las autoridades que rigen el Sistema (y claro, esto no aplica para la generalidad), sean vistas como dejos de metodología heterodoxa, pues nuestros docentes han sido formados (generalmente), para seguir linealmente la malla curricular, sin dar oportunidad a los reflejos laterales que a veces pueden surgir en una muy bien planificada clase.
Para ser justa y coherente con lo que resalto, no debo dejar de lado, sin embargo, el gran esfuerzo mancomunado que el Sistema Educativo realiza para acoplar el proceso de enseñanza – aprendizaje a las mentes de hoy día, al cerebro del siglo XXI, que aprende de forma distinta a la manera de hace tantos años atrás.
A pesar de todo el esfuerzo, todavía existen muchas limitantes que obligan de alguna manera, a mantener los rasgos del tradicionalismo áulico y conceptual, desde el corazón mismo del docente, para luego, desarraigarlos del salón de clases, de los contenidos trabajados y de los estudiantes.
Sería muy diferente, si las mentes de hoy día tuvieran a su disposición un ambiente de aprendizaje que llenara las expectativas, porque una cosa es impartir contenidos y, otra muy distinta propiciar el ambiente para la transferencia de conocimientos.
Para impartir contenidos, solo es necesario tener una fuente y si es física, mejor, (aunque existirán las eminencias que guardan todo en sus cabezas y te dictan hasta los signos de puntuación), pues en ese salón de clases sólo se podrá leer, copiar, contestar y repetir, cuando el profesor lo ordene.
Pero si hablamos de aprendizaje significativo, estamos refiriéndonos a la exquisita virtud de lograr que el estudiante aprenda a pensar, a discutir y refutar ideas, a argumentar las suyas, a ser un ente crítico, auto reflexivo y con capacidad de evaluarse a sí mismo.
Para que este proceso se dé en esta forma, es necesario, diría yo, que es obligatorio, ser un maestro; el personaje que baila cuando es necesario, que se viste para la ocasión; de jardinero, para hablar de las plantas; de médico, para enseñar sobre el cuerpo humano; el que lleva el casco y cintra métrica, cuando va a enseñar sobre medidas y el que en cada momento, inventa algo que mantenga a sus estudiantes formando parte del proceso, de forma activa.
Hay que crear el ambiente de aprendizaje, hay que mover esas sillas y mesas, hay que decorar para la ocasión, hay que simplificar y contextualizar los conceptos de los libros, que han cruzado océanos, para adecuarlos a una realidad latente que viven nuestros estudiantes cada día.
Tenemos que soltar el marcador y adentrarnos en el maravilloso mundo que nos ofrece la educación, a la expectativa de que salgamos de la nebulosa y despojándonos de la toga y el birrete, formemos a la generación del presente, que tendrá las riendas del futuro.
Entonces, sí, se puede aprender diferente, sí es posible llenar de modernidad nuestros salones de clases, sin la necesidad de tirar al vacío la eficiencia educativa y la eficacia que el Sistema nos exige.
¿Cuándo vamos a entender que se puede aprender de diferente manera, que debemos dejar de mirar con los ojos del profesor y comenzar a sentarnos en las sillas de los estudiantes, para que experimentemos la necesidad que tienen, la avidez que reflejan en sus cuestionamientos?
En conclusión, es tiempo ya de que analicemos el desarrollo del proceso enseñanza – aprendizaje, desde la vista del docente moderno, de la educación bajo el enfoque por competencias, desde la necesidad del estudiantado. Si queremos producir un incremento en las habilidades cognitivas de los estudiantes, primero debemos vernos como propiciadores de un ambiente óptimo de aprendizaje, en el cual, los lineamientos a seguir, enfocan la reflexión de la práctica con miras al desarrollo integral del educando, a la innovación del proceso educativo y a una cultura de investigación.
Zabalza, M. (2002)). La Enseñanza Universitaria: el Escenario y sus protagonistas. . Madrid:
Nacea S.A.
La forma de enseñanza debe ir en aumento como el mundo va en aumento.
ResponderEliminarEs un gran reto para el docente de hoy, poder motivar a la nueva generación a ser entusiasmada y critica ante el desafiante futuro. Es cierto que la educación debe reinventarse y adecuarse a tales retos. Una sociedad, sin autoevaluación, adaptación y sin creatividad para reinventarse esta destinada al fracaso.
ResponderEliminarHubo una época en la cual ser maestro era considerado un honor, este no solo era honrado, también respetado. Hoy en día dicha profesión carece de tal distinción, es cierto que tenemos maestros de vocación e inmensa entrega, pero tenemos también aquellos que deciden tomar dicho camino por otras razones.
Es por tanto de igual importancia encontrar la motivación para que tales mentes criticas y creativas, se integren de igual forma a tan magna tarea.
El futuro esta lleno de inciertos, retos, oportunidades y formas de obtener resultados, reinventarse, es el único camino.
Muy interesante. Hay que seguir de cerca a los estudiantes, eso también ayuda a la superación del docente.
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