La Enseñanza virtual y el desarrollo de competencias para el siglo XXI

 




     A medida que ha pasado el tiempo la enseñanza virtual ha dejado la nebulosa en que estaba envuelta para formar parte de las herramientas utilizadas por la comunidad de aprendizaje.  A pesar de las múltiples limitantes a las que se ven expuestos aquellos que optan por incursionar en esta modalidad, enseñar de forma virtual se ha vuelto una necesidad que, a su vez ha abierto las puertas tecnológicas a una generación sumida en el obsoletismo áulico. Es por esto por lo que, con las evidencias que ha dejado a su paso el cambio de modalidad, podemos decir que la enseñanza virtual genera mejores aprendizajes para el desarrollo de las competencias requeridas en el siglo XXI.

     Incursionar en la modalidad virtual para la enseñanza implica un adiestramiento tecnológico que, a su vez conlleva a la práctica persistente y a la constante actualización de los conocimientos adquiridos.  Normalmente la enseñanza presencial movía al docente a tener todo en papeles, a utilizar pizarras y marcadores y a encontrarse en el lugar y momento indicados para la impartición de la docencia.  Las competencias requeridas en el Siglo XXI han obligado al docente a optar por otras alternativas para desarrollar la enseñanza, de modo que, ha tenido que formarse en el uso de las herramientas tecnológicas apropiadas (Avalos 2007).  Es por esto por lo que la enseñanza virtual nos lleva más allá de las limitantes que encontrábamos en la enseñanza presencial, puesto que, se han roto dos paradigmas: la negación tecnológica de los docentes y el hecho de que, para que exista la comunicación entre un grupo de personas no es necesario encontrarse en el mismo lugar, sino que, la virtualidad nos hace traspasar fronteras y expandir los conocimientos practicando la presencia social, aun en el espacio virtual.

     Es por este rompimiento de las barreras que la enseñanza virtual genera mejores aprendizajes, tanto para los docentes, como para los estudiantes, ya que, nos obliga a buscar y aprender herramientas que nos permitan transmitir el conocimiento a través de los hilos tecnológicos. Aunque, también es oportuno decir que, asumir la virtualidad en la enseña presenta una serie de desafíos, tal y como expresan Romaña y Gross (2003), quienes afirman que, para el docente experimentado es difícil pasar de una modalidad presencial obsoleta a un ambiente virtual en donde se debe manejar las plataformas y herramientas apropiadas para el proceso. Aun así, nos hemos visto obligados a volvernos expertos en esta modalidad, ya sea por las circunstancias, como lo es la actual pandemia por la que estamos pasando; COVID-19, o por la necesidad de cubrir una distancia que de manera presencial sería difícil.

Aunque es cierto que son muchos los desafíos que debemos enfrentar al momento de asumir la enseñanza virtual, como es el caso de contar con una conexión de internet fija y potente, manejar plataformas educativas virtuales, conocer sobre herramientas didácticas tecnológicas, entre otras, también es muy cierto que tanto los docentes, como los estudiantes han asumido este reto.  Las estadísticas han demostrado que los actores del proceso han logrado adaptarse a la modalidad y han ampliado los conocimientos agregando nuevas herramientas a su quehacer profesional, lo que ha impulsado el desarrollo de las competencias requeridas para el siglo XXI, con eficiencia y eficacia, algo que los expertos llaman desarrollo profesional (Avalos 2001).  Es por esta razón que hoy escuchamos los testimonios de actores del proceso educativo que indican que aquello que ellos pensaban que era imposible, lo están haciendo a través de una pantalla y han logrado alcanzar las metas propuestas de una forma más dinámica e interactiva.

     Todo lo anteriormente expuesto, nos lleva a la conclusión de que la enseñanza virtual genera mejores aprendizajes que guían al desarrollo de las competencias requeridas para el siglo XXI.  Docentes capacitados y autoformados en el proceso virtual que enseñan a estudiantes dispuestos a profundizar más en la dinámica de un ambiente no presencial, siendo este el resultado del cambio de modalidad. Se han potenciado los aprendizajes y, por ende, se promueve un mejor desarrollo de las competencias (Conde 2003).

    
     


Avalos, B. (2007). Teacher Continuos Professional Development: What International and Latin American Experience Tell us. Pensamiento Educativo 41(2), 77-99.

Romaña, I., & Gros, B. (2003). La Profesión del Docente Universitario del siglo XXI: ¿Cambios superficiales o profundos? :. Revista de Enseñanza Universitaria 1(21), 7-35.

Avalos, B. 2011. Teacher Professional Development in Teaching and Teacher Education Over Ten Years. Teacher and Teacher Education 27(1). P. 10-20

Conde, A (2003). Potencialidades educativas de la comunicación telemática en un sistema de teleformación. (Tesis Doctoral presentada en marzo de 2003, sin publicar). Universidad de Huelva. España.

 






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