2da entrada. La educación desde mi interior
Cómo hablar del ambiente sin tocar el ser que escogió ser quien facilite el medio para el aprendizaje. Conocer al docente y unirlo al ambiente de aprendizaje, nos da una perspectiva diferente a la concebida sobre uno de los actores del proceso.
Continuemos con la segunda parte de este ensayo:
Análisis del proceso de aprendizaje. La realidad en la ejecución
Maribel Núñez Méndez
Código ORCID: 0000-0002-74983594
Ensayo. 2da. Parte.
El docente en el proceso de aprendizaje
El Docente en el proceso de aprendizaje
Según afirma Jynjada, P. (1997) son los estudiantes quienes deben decidir qué aprender y cómo aprenderlo. Para que este docente pueda asumir su papel de facilitador y quitarse el traje de personaje principal, que usualmente lleva, es necesario que sea un docente nuevo; formado en la investigación Geertz (1990), no sólo de su área de experticia, sino también, una formación en los conocimientos de la sociedad, del entorno de sus estudiantes, de los gustos de la generación de hoy día y de sus antecedentes.
El nuevo docente debe ser alguien que cuente historias, que rompa el hielo, que no solo haya aprendido (poseedor del conocimiento) y sepa hacer (demostración de lo que sabe), sino que, deje salir la parte humana y sepa ser (la internalización de sus debilidades y fortalezas y el reconocimiento de las capacidades de los demás), pues este es un pilar importante de la educación (Delors, 1994). Un docente que ha aprendido a aprender; tarea mucho más difícil que enseñar.
Los estudiantes del siglo XXI necesitan un docente que maneje las competencias (porque ya las ha desarrollado primero y sigue intentando mejorar, pues aprender no es tarea que tenga un final), que pueda propiciar de manera eficiente el medio para el aprendizaje significativo y que, cuando sea necesario, baje de sus ínfulas de maestro y sienta la sensibilidad, la impotencia, la alegría la tristeza; sea empático, sea humano (Vera & Mazadiego, 2010).
Ya que estos estudiantes necesitan un medio adecuado para las competencias que deben desarrollar de forma espontánea y que esté habilitado para que forme parte del contexto de las personas que se desenvuelven allí Shunk (1997), también necesitan un docente que acople sus ideas a este medio.
El docente no es el protagonista del proceso; el que maneja todos los conocimientos, todas las estrategias, conduce todas las actividades, el omnisciente, que sabe hasta lo que pasa por la mente de sus estudiantes y los frena al mínimo parpadeo (Martínez, 2009).
El docente es el facilitador; quien indaga sobre los gustos de sus estudiantes y acopla sus enseñanzas a ese entorno, quien permite que ellos tomen el rol protagónico y dirijan el proceso mientras él empuja cuando es necesario y encausa cuando las riendas se sueltan, quien permite que ellos aprendan, aprendiendo y descubran nuevas formas de hacer una misma cosa. Es un mediador que junto a sus estudiantes persigue lograr el objetivo primordial de la educación, por lo cual se debe trabajar de manera conjunta para que se logre este cometido.
Es por este motivo que, el profesor debe manejar cierto nivel de conocimiento sobre los estilos de aprendizaje Hervás (2003), pues de esta manera puede trabajar de forma individualizada para lograr el desarrollo cognitivo de sus estudiantes.
Para que este protagonismo docente haga un alto, es necesario poner en ejecución la evolución de los procesos educativos, no únicamente en el ámbito conceptual, sino también en la estructura física donde se desarrolla la transferencia del conocimiento.
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